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10 De su presencia manaba un río de fuego, y a su servicio estaba una multitud(A) imposible de ser contada. El Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.(B) 11 A mí me llamaba la atención la estruendosa e insolente voz del cuerno, y me quedé mirando hasta que mataron a la bestia y destrozaron su cuerpo, que luego fue quemado en el fuego. 12 A las otras bestias se les había quitado también su dominio, aunque se les prolongó la vida durante cierto tiempo.

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